El requisito de unanimidad por el jurado en los casos de juicios criminales

Escuela de Derecho > blog > Periódico Jurídico > El requisito de unanimidad por el jurado en los casos de juicios criminales

Oneil Pérez Chevalier- Estudiante de Derecho 

 

Ser parte de un jurado que tiene ante sí el poder de condenar o exonerar a un ciudadano por un crimen de magnitud grave el cual el ministerio público deberá probar más allá de duda razonable para que haya una convicción, es una de las encomiendas más difíciles que uno puede enfrentar en la sociedad.

La inquietud que crea este proceso para el jurado se acaba de magnificar aún más, puesto que ahora con la aplicación de la sexta enmienda de la constitución de los Estados Unidos, los veredictos de culpabilidad de los imputados que cometen delitos graves tienen que ser unánimes. Esto se debe a que, en el Tribunal Supremo Federal de Estados Unidos, bajo el caso de Ramos v. Louisiana, 590 US __ (2020), se determinará que no es suficiente una mayoría para lograr una convicción, esto así, eliminando el requisito de mayoría de al menos 9-3 por el jurado que antes había cobijado nuestra jurisdicción.

No cabe duda de que en esta sociedad tan diversificada una de las encomiendas más difíciles de lograr es que un grupo de personas concuerden en una misma línea de pensamiento. Lo podemos ver desde el orden jerárquico máximo en el derecho puertorriqueño con la creencia de que los jueces del Tribunal Supremo optarán todos por la opinión mayoritaria para resolver un caso con hechos similares y cuando llega el momento de la votación los que quizás estaban a favor con la mayoría, ya no lo están y se inhiben o formulan una opinión disidente.

Por otro lado, se ha visto en reiteradas ocasiones en las cortes de Estados Unidos como psicológicamente son afectados algunos miembros del jurado durante el proceso de juicio, e inclusive luego de haber culminado el mismo con el veredicto que toman en conjunto. Con este requisito de unanimidad tienen que ser aún más meticulosos a la hora de examinar la evidencia ya que, con que uno de los doce miembros del jurado no sea convencido de esa prueba presentada, automáticamente se beneficia o se perjudica el imputado de los delitos.

A modo de retrospección si nos remontamos al caso de Orenthal James Simpson quien se le acusó criminalmente por asesinato y cuyo veredicto fue de no culpable por unanimidad podemos ver el claro ejemplo de cómo una persona se eximió de cumplir por dichas acusaciones por las presiones que sufrían algunos miembros del jurado. Pues tan reciente como en el 2017, uno de los integrantes del jurado, Lon Cryer, confesó a un reportero de ABC News que, “luego del pasar del tiempo, su percepción sobre el veredicto de no culpabilidad del imputado cambió y que cree que éste sí haya sido culpable de los delitos que fue acusado”.

Relató como tuvo miedo los días siguientes al veredicto pues sabía que la presión pública del caso podría traerle repercusiones tan serias como ser una posible víctima de asesinato o que algún familiar se viera afectado por la decisión que tomó luego de semanas de deliberación. Con la confesión de Cryer, se puede inferir que, es muy probable que no sea el único que hubiese optado por el veredicto de culpabilidad si no hubiese cedido a las presiones de encontrar al imputado inocente, pues en el jurado había dos integrantes que lo encontraban culpables, pero al final su deliberación fue cambiada por la inmensa presión pública ejercida. Si uno de esos miembros del jurado hubiera tenido el análisis que luego hizo Cryer, es muy probable que Simpson hubiese sido encarcelado, ya que toda la evidencia lo apuntaba como autor de los delitos. En ese caso se ve marcado como un posible voto en contra hubiese condenado a una persona que muy probablemente haya cometido los delitos que se le imputaron en aquel momento.

Tomando como referencia el caso mencionado, podemos llegar a la conclusión de cuán importante es el rol del jurado en estos escenarios y como es imperativo que no se dejen influenciar por presiones que puedan perpetuar el que hombres culpables o inocentes sean liberados o condenados ante un proceso judicial. Dejar las emociones y presiones a un lado y analizando la evidencia desde un punto de vista objetivo. No cabe duda de que se lograría una convicción o exoneración de una manera justa con la cual al final del día todos los que forman parte de este proceso judicial pueden al menos estar conformes con que se deliberó de una manera responsable. Es decir, sin vicio alguno de las partes involucradas en el proceso penal.